Ustedes son la razón de ser de la universidad. Los docentes son el tesoro del conocimiento diverso, sectorizado en las distintas facultades; y los estudiantes, la promesa de continuidad de ese conocimiento, ávidos de construir saberes para satisfacer las necesidades presentes y futuras. Como lo he dicho en varias ocasiones, la administración debe estar al servicio de la academia, no al revés, y es por eso que tanto profesores como estudiantes encuentran, en esta administración, el compromiso para elevar, cada vez más, la calidad institucional.

Hemos llegado a un momento de la historia de la Universidad del Atlántico que ha permitido reconstruirnos; logramos conquistar una carta magna en la que contamos con un periodo fijo que nos aleja de la inestabilidad y los vaivenes múltiples del pasado  que resquebrajan nuestra autonomía universitaria.

No obstante, la reforma al estatuto general no basta. Es necesario también reformar, con miras a la actualización y modernización institucional, otros estatutos que dan vida a la organización, como el estatuto docente y el estatuto o reglamento estudiantil. El periodo de 4 años permite hacer un  cronograma para cumplir con el programa de gobierno y, en ese sentido, esos dos estatutos se encuentran dentro de mis prioridades. 

En paralelo, otra prioridad en marcha es la renovación de la acreditación institucional; el CNA dejó observaciones que hay que cumplir y superar para el sostenimiento del prestigio académico conquistado. El trabajo con todos, el diálogo permanente con los actores será una constante en nuestro andar para lograr estas apuestas y estoy seguro de que, en un ambiente de armonía, tolerancia y convivencia universitaria, alcanzaremos buenos resultados en este periodo. La clave estará en tratar las diferencias con altura, basándonos en argumentos dignos de una educación superior.

El pasado 31 de enero iniciamos nuestro calendario académico de manera remota; pese a que habíamos previsto para esa fecha el regreso a la presencialidad, problemas ajenos a nuestra voluntad llevaron al Consejo Académico a tomar la decisión de postergarla para hoy, 7 de marzo el regreso a la presencialidad y, aunque nos tocará convivir un año más con las obras que se adelantan para el mejoramiento arquitectónico de la institución, es nuestro deber regresar ajustándonos a una nueva normalidad académica.

Adelante, docentes y alumnos. El futuro nos pertenece.

Danilo Rafael Hernández Rodríguez