Con acostumbrado respeto, le envío a la comunidad uniatlanticense mi más cordial saludo.

Se avecina el período de renovación de la mayoría de los miembros del Consejo Superior, un ejercicio saludable para la democracia universitaria. Próximamente, serán designados los representantes del presidente de Colombia y del Ministerio de Educación Nacional, con los que estoy seguro de que nos entenderemos, pues tenemos la misma finalidad: el fortalecimiento de la Universidad Pública. Soy hijo de esta institución a la cual me debo y le he servido, desde estudiante hasta rector, y siempre estaré en procura de su defensa, incluso cuando deje mi actual investidura.

Desde ahora, le doy la bienvenida a aquellos que sean designados o elegidos por la voluntad mayoritaria de cada estamento. Con ellos, trabajaré los próximos tres años, conservando la autonomía universitaria, en armoniosa relación con las autoridades del gobierno, para seguir avanzando hacia la recuperación de una de las universidades públicas más importantes de la región.

Como bien es sabido, el presidente Petro ha planteado sacar adelante una reforma universitaria; un llamado a construir, desde las propias universidades, una auténtica reforma a la Ley 30 de 1992. Tenemos al frente, entonces, la tarea de aportar al debate nacional que pronto se instalará en pro de los intereses de la Universidad pública colombiana. Mantenernos activos en la sociedad del conocimiento es vital para fortalecer la investigación, la innovación y la creatividad entre nosotros, construyendo senderos propios para superar la dependencia tecnológica importada. Cada Universidad pública debe ser un espacio idóneo para desarrollar los diálogos regionales encaminados a la búsqueda de la paz con la que se encuentra comprometido el gobierno actual.

Los seis nuevos miembros del Consejo Superior, y los otros a elegir en los distintos órganos de decisión de la Universidad del Atlántico, deben ser mujeres y hombres a carta cabal, serios y comprometidos para contribuir con la serie de tareas que nos esperan en pro de la transformación de nuestra Alma Mater y de todo el Sistema Universitario Estatal.

Le doy la más fraternal bienvenida a los futuros designados del gobierno central e invito a los electores a tomar su decisión distinguiendo a los actores que se orienten hacia la consolidación de una Universidad de excelencia. Solo de esta manera construiremos la Universidad del futuro que nos merecemos todos. Estoy seguro de que sabrán elegir.

Danilo Rafael Hernández Rodríguez